lunes, 15 de enero de 2018

6ª Sesión del III Taller de creación literaria

En esta sesión trabajaremos el relato corto o el microrrelato. Ya hemos hablado en sesiones anteriores de este subgénero narrativo. E incluso, algunos de los asistentes ya lo han utilizado en sus creaciones. 

A continuación vamos a leer algunos ejemplos y posteriormente se planteará la propuesta de trabajo para esta ocasión:

MUERTE DE UN RIMADOR

     Agapito Pito era un rimador nato y  recalcitrante. Un buen día, viajó a un extraño país donde toda rima, aunque fuese asonante, era castigada con la pena de muerte.
     Pito empezó a rimar a diestra y siniestra, sin darse cuenta del peligro que corría su vida. Veinticuatro horas después fue encarcelado y condenado a la pena máxima.
     Considerando su condición de extranjero, las altas autoridades dictaminaron que podría salvar el pellejo sólo si pedía perdón públicamente ante el ído­lo antirrimático que se alza en la plaza central de la ciudad.
     El día señalado, el empedernido rimador fue conducido a la plaza y, ante la expectación de la multitud, el juez del supremo tribunal le preguntó:
     -¿Pides perdón al ídolo?
     -¡Pídolo!
     Agapito Pito fue linchado ipso facto.

Otto-Raúl González. Por favor, sea breve : antología de relatos hiperbreves. Páginas de espuma.

ab


EL CAMBIO DE LAS AGUAS

     Una leyenda popular árabe cuenta lo siguiente. Antaño, hace mucho tiempo, Khidr, que era el maes­tro de Moisés, lanzó una terrible advertencia a la hu­manidad. Un día concreto toda el agua de la tierra desaparecería, a menos que hubiese sido previamente almacenada. Sería reemplazada por una nueva agua que volvería a todos los hombres locos.
     Sólo un hombre hizo caso de aquella advertencia.
     Reunió gran cantidad de agua y la puso en reserva en un sitio. Cuando llegó el día anunciado por Khidr, las corrientes de agua dejaron de correr, los pozos se ago­taron, toda la tierra se secó. El hombre previsor inten­tó vivir en su retiro, bebiendo su agua almacenada.
     Un tiempo más tarde, el agua nueva cayó del cielo; los ríos y los pozos se llenaron. El hombre abandonó su refugio y regresó con sus semejantes. Encontró que mantenían discursos y que hacían gestos totalmente diferentes y extraños. Ellos habían olvidado lo que había ocurrido e incluso la advertencia. El hombre intentó hablarles, pero lo tomaron por loco. Algunos se mos­traron hostiles, otros compasivos. No le entendían.
     Se negó a beber el agua nueva y regresó a su retiro.
     Allí siguió bebiendo el agua almacenada. Muy pronto le fue muy difícil soportar la soledad, así como su sin­gularidad, ya que no era como ningún otro hombre. Regresó con los demás y bebió el agua nueva. Enton­ces incluso olvidó el lugar donde guardaba su provisión de agua, y los otros lo tuvieron por un loco que, mila­grosamente, había recuperado la razón.

JEAN CLAUDE CARRIÈRE. El círculo de los mentirosos. Lumen.

ab


EL PRECURSOR DE CERVANTES

Vivía en El Toboso una moza llamada Aldonza Lorenzo, hija de Lorenzo Corchelo, sastre, y de su mujer Francisca Nogales. Como hubiese leído numerosísimas novelas de éstas de caballería, acabó perdiendo la razón. Se hacía llamar doña Dulcinea del Toboso, mandaba que en su presencia las gentes se arrodillasen, la tratasen de Su Grandeza y le besasen la mano. Se creía joven y hermosa, aunque tenía no menos de treinta años y las señales de la viruela en la cara. También inventó un galán, al que dio el nombre de don Quijote de la Mancha. Decía que don Quijote había partido hacia lejanos reinos en busca de aventuras, lances y peligros, al modo de Amadís de Gaula y Tirante el Blanco. Se pasaba todo el día asomada a la ventana de su casa, esperando la vuelta de su enamorado. Un hidalgüelo de los alrededores, que la amaba, pensó hacerse pasar por don Quijote. Vistió una vieja armadura, montó en un rocín y salió a los caminos a repetir las hazañas del imaginario caballero. Cuando, seguro del éxito de su ardid, volvió al Toboso, Aldonza Lorenzo había muerto de tercianas1.

1 Fiebre intermitente que se repite cada tres días.

Marco Denevi. Por favor, sea breve : antología de relatos hiperbreves. Páginas de espuma. 

ab


     Yo sé la historia del hombre más bueno del mundo, pero no sé si os gustará. ¿Os la cuento igual? Os la cuento.
     Se llamaba  Primero y desde pequeño había decidido ser «primero de nombre y de hecho». Sería siempre primero en todo.
     Y, sin embargo, era siempre el último.
     Era el último en tener miedo, el último en escapar, el último en decir mentiras, el último en hacer daño, pero tan último que no hacía daño a nadie.
     Sus amigos eran todos primeros en algo. Uno era el primer ladrón de la ciudad, el otro el primer matón del barrio, un tercero el primer tonto del vecindario. En cambio él era el último en decir tonterías, y cuando le tocaba la vez de decir una se quedaba callado.
     Era el hombre más bueno del mundo, pero fue el último en saberlo. Tan último que no lo sabía en absoluto.

GIANNI RODARI, El libro de los errores. Ed. Espasa-Calpe.

ab


LA FE Y LAS MONTAÑAS

     Al principio la Fe movía montañas sólo cuando era absolutamente necesario, con lo que el paisaje per­manecía igual a sí mismo durante milenios.
     Pero cuando la Fe comenzó a propagarse y a la gente le pareció divertida la idea de mover montañas, éstas no hacían sino cambiar de sitio, y cada vez era más difícil encontrarlas en el lugar en que uno las ha­bía dejado la noche anterior; cosa que por supuesto creaba más dificultades de las que resolvía.
     La buena gente prefirió entonces abandonar la Fe y ahora las montañas permanecen por lo general en su sitio.
     Cuando en la carretera se produce un derrumbe bajo el cual mueren varios viajeros, es que alguien muy lejano o inmediato, tuvo un ligerísimo atisbo de fe.

AUGUSTO MONTERROSO. La oveja negra y demás fábulas. Era.

ab

LA KARABA

     Había en la feria de Mairena un cobertizo formado con esteras viejas de esparto; la puerta tapada con no muy limpia cortina, y sobre la puerta un rótulo que decía con letras muy gordas:

LA KARABA

SE VE POR CUATRO CUARTOS


     Atraídos por la curiosidad y pensando que iban a ver un animal rarísimo, traído del centro del África o de regiones o climas más remotos, hombres, mujeres y niños acudían a la tienda, pagaban la entrada a un gitano y entraban a ver la Karaba.
     –¿Qué diantre de Karaba es ésta? dijo enojado un campesino–. Ésta es una mula muy estropeada y muy vieja.
     –Pues por eso es la Karaba –dijo el gitano–: porque araba y ya no ara.

Juan Valera.

ab

POR UNA PALABRA

Escribí un cuento de cien palabras perfecto. La gente lo leía con avidez, y lo enviaban entusiasmados a sus amigos. Me llamaron para hablar sobre el cuento en la tele, y desde Hollywood querían adaptarlo.
Entonces alguien descubrió que había escrito "porque", en vez de "por qué", así que ahora sobraba una palabra. Pero quitar cualquiera de ellas desmontaba el delicado mecanismo de relojería que había conseguido construir.
Finalmente eliminé un artículo, pero ya no es lo mismo. Los críticos literarios me ignoran, han cancelado el programa al que tenía que ir, y Scorsese ya no me coge el teléfono.

Jordi Cebrián, http://cienpalabras.blogspot.com/ 

ab


EL POZO

Mi hermano Alberto cayó al pozo cuando tenía cinco años. Fue una de esas tragedias familiares que sólo alivian el tiempo y la circunstancia de la familia numerosa. Veinte años después, mi hermano Eloy sacaba agua un día de aquel pozo al que nadie jamás había vuelto a asomarse. En el caldero descubrió una pequeña botella con un papel en su interior. Este es un mundo como otro cualquiera, decía el mensaje.

Luis Mateo Díez

ab


Las propuestas para crear un texto en esta sesión son las siguientes:

- Procura redactar un relato breve con cien palabras justas.
- O intenta hacer una versión "especial" de algún famoso cuento.
- O realiza aquello que te dicte tu inspiración, incluso un dibujo como el de Eguillor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario